sábado, 26 de febrero de 2011

El día en el que me volveré superheroína ( El alta terapéutica)

"Me da miedo sentirme así, no quiero sentirme insegura nunca más. Tengo miedo de que todo vuelva a empezar, de tener esta misma ansiedad todos los días, como antes. No quiero volver a pasarlo tan mal nunca más"

Esto lo dije hace un par de semanas en grupo, he querido dar un salto en el tiempo porque no me gustaría que nadie se hiciera la idea equivocada de que tengo todo controlado y que ahora soy como una especie de monje budista imperturbable, porque estoy realmente lejos de esa imagen.
Lo cierto es que desde que empiezas en el tratamiento (al menos en el mío) sueñas con esa meta a alcanzar: tu alta, ese día en el que dejes de estar asustado, de sufrir... Entonces, todos tus esfuerzos se verán recompensados. Se piensa tanto en ello que tiendes a idealizarlo, y más que un alta terapéutica parece el día en que nunca más tendrás problemas o en el que te convertirás en un superhéroe, preparado para todo.

Al principio, es algo que te frustra, porque entras con la idea que muchos comparten de que alguien se "cura" de esto en el momento en que es capaz de comerse un plato entero, pero de repente la cruda realidad aparece: enfrente tuyo hay una chica a la que van a dar el alta, y lleva 5 años en terapia. Justo entonces tus esperanzas de terminar con esto en un par de meses se desvanecen y te dices a tí mismo que es demasiado difícil, que esa chica seguro que era más fuerte o más lista y que por eso nunca podrás llegar a donde ella está...
Pero decides darle una oportunidad y empiezas a esforzarte, y al principio sientes que no consigues nada, y que cuanto más escarbas peor se pone el panorama: ahora resulta que no sólo tienes un problema con la comida, sino que también tienes problemas en tus relaciones, tu familia, contigo mismo... Luchas tan fieramente por curarte que idealizas ese momento, pensando que ese será el día en el que por fín podrás descansar, podrás mirar hacia atrás y pensar que mereció la pena, porque ahora estás a salvo de todo aquello que te hacía sufrir.
Pero ya se sabe que la vida es en parte, conflicto. Y eso nadie lo puede dejar atrás, con terapia o sin ella. Entonces de repente, cuando ya estás mejor, un día te sucede algo que te provoca ansiedad, inseguridad... Y simplemente experimentar ese sentimiento te paraliza. Porque has convivido con él mucho tiempo, ha dominado tu vida, y ahí está de nuevo, como un mal recuerdo. Te da miedo porque sabes a dónde te puede llevar y has luchado mucho por salir de ahí.
Aunque no debe pasar de ser un recuerdo, una alerta. Porque si se le hace demasiado caso, puede ser peor. Yo reconozco que muchas veces ha sido peor mi miedo a recaer, a volver a estar como antes, que el sentimiento o la situación en sí.
Así que supongo que es tentador fantasear con no volver a sentirse inseguro nunca más o desarrollar superpoderes, pero la vida no va de eso. La vida va de tener bajones y superarlos, no de no tenerlos.
Y comienzo a comprender que aquel alta del que me hablaban no era una utopía sin miedo ni sufrimiento, sino que más bien se trata de tener la confianza de que llegado el momento, lucharé con las herramientas que he aprendido lo mejor que sepa y de que precisamente como sé hasta dónde me pueden llevar mis impulsos, haré lo que sea necesario para que nunca más vuelvan a dominar mi vida.

martes, 22 de febrero de 2011

En busca de la fórmula de la felicidad: Perfeccionismo

"It's a dangerous way the one that leads to perfection, you can even lose yourself on the road"

Esta frase se me ocurrió un día en clase, y me enamoré de ella porque me pareció una forma sencilla de expresar una necesidad que me ha acompañado desde que tengo memoria : ser perfecta.
 Pero esto no lo inventé yo, es algo que obsesiona y guía las vidas de mucha gente en una búsqueda sin fin, sin retorno. Porque la perfección, como su propia definición implica, es inalcanzable.

Como decía, mi vida, al igual que la de muchos otros, ha estado guiada por la necesidad de hacer todo bien, agradar a todos, ser la mejor alumna, hija, amiga, novia... Incluso, y es gracioso reconocermelo, ser la mejor en curarme de esta enfermedad. Pero, ¿Por qué?
Eso es una buena pregunta para la que yo sólo poseo mi propia experiencia. Creo que cuando vives dominada por el miedo al abandono, al rechazo y dudas constantemente acerca de tu valía personal; cuando vagas entre toda esa inseguridad, buscas algo con lo que poder sostenerte, algo que sea una certeza absoluta, y es ahí cuando aparece la idea de perfección en tu cabeza... Porque, si eres la chica más guapa, lista, divertida, etc. Si eres perfecta, entonces ya no tendrás miedo (porque todo el mundo querría tener a su lado a la "perfecta amiga,compañera..."). Entonces, estarías segura y serías feliz.

De modo que una vez te has contado este cuento a tí misma, te lanzas a la búsqueda de la perfección, pero te das cuenta de que no lo eres, ni mucho menos! Es más, cada pequeño fallo lo observas con lupa, un único error hace que nada de lo que hayas hecho bien merezca la pena. 
Al final resulta que tu perfeccionismo lo único que hace es recordarte aún más lo imperfecta que eres...
Para mí, esto ha sido lo más difícil de superar y el síntoma que más infeliz me ha hecho, porque nunca es suficiente.
Creo que en parte, es difícil de "combatir" porque está de alguna forma bien visto por la sociedad en los estudios o el trabajo, de modo que cuando bajé mi nota de expediente de un impecable 9'8 a un 7, recibí algunas críticas ( aunque nunca de mis padres, para ellos tenía mucho más valor un 7 si venía acompañado de una sonrisa en la cara)

Y por otra parte, porque es una idea que me había acompañado toda la vida, arraigándose más y más, porque realmente parece un razonamiento lógico creer que si la gente prefiere determinadas cualidades, si alguien las poseyera en su grado óptimo, entonces  gustaría a todos, esa persona habría encontrado la fórmula secreta para el éxito.

El ejemplo que siempre pongo al respecto es mi interminable lucha porque se me dieran bien los deportes. Para mí era algo insoportable sentirme torpe o fallar en la clase de gimnasia, aunque en el resto sacara todo 10. Me afectaba tanto que me escabullía de los planes que implicaran algún tipo de actividad física o fingía en clase de gimnasia que lo hacía mal a posta. Pero realmente me frustraba, porque frente a todos mis éxitos, de ser la chica modelo, frente a todos mis esfuerzos por ser la mejor en todo, esa cosa se me resistía. Y esa única cosa hacía que el resto no valiera nada en mi cabeza, porque sólo podía pensar en ella.
Me gustaría poder decir que es algo que he superado totalmente, pero lo cierto es que de vez en cuando me atacan esos sentimientos de autoexigencia sin límites, supongo que será algo con lo que tendré que luchar hasta el final.

Lo que sí puedo decir con seguridad es que empecé a "curarme" de esto el día en que me di cuenta de que si alguien te quería, no importaban tus defectos, porque para esa persona eras aún más perfecta con todas tus imperfecciones.

(Siento el retraso, he estado sin internet y luego de viaje...No volverá a pasar, prometido! Un besito enorme!)