martes, 31 de mayo de 2011

La niña buena

 "No se cual es la clave del éxito, pero la clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo"
Bill Cosby

Hace poco estuvimos estudiando en mi clase los trastornos de la conducta alimentaria(como ya comenté, estudio psicología). Lo cierto es que fue extraño y a la vez muy duro, sentarme con mis compañeros y amigos, a ver parte de mi vida y de mis sufrimientos pasar en forma de presentación de power point. Y lo cierto es que es curioso, hasta qué punto cosas que creía que eran sólo mías, parte de mi carácter, resultaron ser un síntoma más (o un rasgo que me hacía más vulnerable que el resto). Esto ya me había pasado al entrar en la terapia de grupo, y creo que es una de las mejores cosas de ello, te das cuenta de que no eres ni tan especial como creías ni el primero en pasar por esta enfermedad. 
Pero en clase fue mucho más extraño, porque es otro ambiente y además mis compañeros de universidad no han vivido mis épocas más "típicas del trastorno" como los atracones, las dietas imposibles y todo eso. Por lo que debo reconocer, que me dió un poco de vergüenza encontrarme tan expuesta, como si me estuvieran diseccionando en la pizarra para que todos pudieran ver mis miedos y sentimientos más profundos convertidos en gráficos y estadísticas.


Una de las cosas que más me llamó la atención, por creerlo una cosa mía, fue que en el perfil psicológico, sobre todo en las anoréxicas, aparecía que entre sus rasgos está el "ser una niña buena, que quiere agradar a todos". Creo que no me puedo sentir más identificada con la definición, ya que se podría decir que me he pasado toda mi vida buscando desesperadamente la forma de gustar a todos con la esperanza de que, al verme reflejada en sus ojos, por fin me gustara a mí misma. 
Y es realmente agotador intentar gustar a todos, porque al final terminas convirtiéndote en un espejo que refleja lo que crees que la otra persona quiere ver en tí. Te inventas mil personajes y entre tantos disfraces, es muy fácil sentir que has perdido tu identidad, sentir que no eres más que un sinfin de caretas sin nada realmente que tapar. 
Te armas de recursos para agradar a todo el mundo: intentar nunca dar tu opinión, estar siempre impecable, evitar los conflictos aún rebajándote... Recuerdo una anécdota curiosa que ejemplifica hasta qué extremos absurdos pude llegar: 
En 5º de primaria (como veis, no miento al decir que llevo toda mi vida  haciendo lo mismo) estaba en la fila del comedor con una amiga y me preguntó si me gustaba la lasaña, yo en un principio le dije que sí, pero al ver que a ella no le gustaba, cambié mi opinión y le dije que no, que no me gustaba nada. Como si el hecho de que no nos gustara la lasaña nos fuera a unir más...
Este ejemplo también hace ver que la gente, con el tiempo, acaba notando algo raro en tí y puede hasta desconfiar de tantos cambios, siente que estás al lado suyo, pero protegida por un muro. Siempre me había llamado la atención las relaciones que desde pequeña había tenido, porque nunca sentí que terminara de encajar con la gente, me llevaba bien con todos, pero no tenía una verdadera relación. 
Con el tiempo, me he ido dando cuenta de que son los momentos en los que discutes, cometes un error o se ríen a tu costa, los que hacen que realmente te sientas cercano a los demás y ellos a tí. Porque en el fondo, ni yo ni nadie podemos ser siempre "niños buenos", es un personaje insostenible y que además hace que te pases más tiempo pensando en nuevas estrategias que en cuidar de las personas que te rodean.
Así que supongo que la frase de Bill Cosby es una verdad como un templo, porque cuando intentas agradar a todos terminas por ni siquiera agradarte a tí mismo.
 

lunes, 23 de mayo de 2011

Estoy malita...

"La palabra dolor no existe en sí misma, sólo existe como concepto. 
Debes averiguar qué sientes cuando algo te duele y no pensar que equivaldrá a dolor. Piensa una nueva palabra par definir lo que sientes, y dejará de dolerte"                                                                        Albert Espinosa "El mundo amarillo"       


La frase la he sacado de "el mundo amarillo"de Albert Espinosa, en el que cuenta las enseñanzas que el cáncer le dió sobre la vida. Ver la valentía que demostraba al haber sacado  todas esas ideas increíblemente positivas de una experiencia de la que nadie sospecharía que se puede sacar nada bueno , me inspiró muchísimo. Me hizo decidirme a coger la experiencia más dura de mi vida (desde luego,nada comparado con un cáncer) e intentar sacar algo bonito de ella, como él.
Toda mi vida recuerdo haber tenido algún tipo de dolor o malestar, cuando no me dolía el estómago, estaba acatarrada o con dolor de cabeza. Y cuando entré en terapia me comentaron que podía ser que fueran psicosomáticos, es decir, que fueran causados por mi cabeza, no porque mi cuerpo estuviera realmente enfermo. Recuerdo que yo me revelaba contra esto, diciendo que era imposible, que no estaba fingiendo, que realmente me encontraba mal.
Con el tiempo, fui atando cabos y viendo que no era normal que tuviera una media de un resfriado por mes o que tuviera tantas gastronteritis. Pero me resistía al pensar que si aquellas enfermedades eran psicológicas, de alguna forma yo le estaba diciendo a mi cuerpo que enfermara y no entendía por qué querría yo eso, si a nadie le gusta estar enfermo. Además, la idea de pensar que era yo la que lo provocaba, me hacía sentir increíblemente culpable.

No diré que la somatización haya sido el síntoma contra el que más me haya costado luchar, pero desde luego ha sido uno de los más difíciles de detectar y entender. Porque tú realmente estás enfermo, que es lo que muchos no entienden, lo que pasa es que la causa no es una infección o un virus solamente, sino que tu estado de ánimo afecta a tu cuerpo y a tus defensas y te hace más vulnerable. Y a veces te puede producir cosas más graves o extrañas, por ejemplo, recuerdo que mis exámenes de 2º de Bachillerato me dió un brote alérgico tan brutal (toda yo era una roncha) que me los pasé entrando y saliendo de urgencias para que me inyectaran urbason... Y sólo por estrés. Esto parece increíble, pero no hay que perder de vista que el cuerpo y la mente coexisten y que lo que le afecta a uno también le puede afectar al otro.

Algunos defienden que cualquier dolor es un mensaje que nos manda nuestro cuerpo, de que algo no va bien o de que hay algo que estamos pasando por alto. No sé en el caso del resto, pero desde luego mi cuerpo me enviaba demasiados mensajes y yo no podía seguir así. Tenía que aprender a exteriorizarlos de otra forma. 
Esta fue una parte de mi camino algo extraña, de desconfiar de mis sensaciones, de ignorar las señales que me mandaba mi cuerpo, de forzarme a ir en contra de lo que cualquier otro hubiera hecho de sentirse así. Y lo cierto es que funcionó, y aunque aún lo sigo haciendo, las señales que me mandaba mi cuerpo dejaron de ser un impedimento para mi día a día.

La semana pasada, tuve uno de esos momentos raros en los que en una asignatura me "enseñan" algo que he vivido en primera persona y lo cierto es que , aunque parezca mentira, siempre aprendo cosas interesantes. En el tema de las somatizaciones me esclareció la razón por la que a lo mejor me enfermaba tanto: estando enfermo tienes muchos privilegios, te miman más, puedes desatender tus responsabilidades... Así que, puede ser que ahora que soy más clara respecto a lo que quiero y necesito, mi cuerpo no necesite pedirlo por mí, porque lo cierto es que en el último año creo que he estado 3 o 4 veces enferma, nada en comparación con lo anterior. 
Tal y como aconseja la cita, en el momento en que dejé de utilizar las palabras"dolor""o "enfermedad", o más bien, dejé de permitirlas que hablaran por mí, mi salud mejoró súbitamente.



                 

lunes, 16 de mayo de 2011

ríete de TODO

"niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
por que me moriría" 
                                                 Pablo Neruda


Ya escribiré un post más en profundidad más adelante esta semana, pero antes me apetecía compartir esta reflexión. 
No sé si será por mi carácter, pero creo que siempre me ha ayudado a superar las cosas el poder reirme de ellas. Y esta no iba a ser una excepción. 
El clip de arriba es de la película de Zoolander y no sé cuantas veces habremos bromeado mi madre y yo sobre si "puedo leer mentes", o cuantas veces me habrá dicho mi abuela que a mis primos pequeños también habría que llevarles a terapia para que se comieran las verduras sin protestar. 
O las veces que mi padre habrá bromeado sobre su raro trastorno "hija, yo me veo bien, pero según mis hermanas estoy gordo...Creo que tengo anorexia invertida!!!"
Ni tampoco sé cuantas veces nos habremos hecho bromas en terapia sobre hundirnos la autoestima a propósito o la idea que la gente tiene de la enfermedad del tipo "tengo un defecto en las corneas, por eso me veo gorda", o sobre excusas que nos inventábamos o cosas que nos obsesionaban "yo a mi novio le he dicho que vengo al podólogo los martes y los jueves, creo que ,en el fondo,se aliviará de saber que en realidad vengo al psicólogo..." y un largo etcétera. 
Creo que no sólo es bueno, sino necesario reírse de todo, sobre todo de las cosas difíciles que te sucedan. Nunca ha tenido más sentido esa típica frase de madre("ya verás como un día eres capaz de mirar hacia atrás y reirte de esto") que hoy en día cuando soy capaz de hacer chistes sobre lo que antes me hacía llorar. Y es que creo que en parte, reirte de las cosas hace que ya no den tanto miedo, y, a mí, al menos, me hace cargar las pilas para seguir batallando...
Así que.... ¡a reir sea dicho!

martes, 10 de mayo de 2011

Rebirth

"A veces hay que tener el caos dentro para dar nacimiento a una estrella danzante" Nietzche

Este post es de los más autobiográficos que escribiré y de hecho, he estado posponiendo escribirlo porque sé que puede entristecer a la gente que me quiere y porque además supone recordar uno de los momentos de mi vida de los que menos orgullosa me siento .

Se ha hablado mucho del suicidio, por lo controvertido que es. Para unos es el mayor acto de egoísmo (ya que si ya es duro perder a alguien,saber que se ha quitado la vida es aún peor) mientras que otros, en cambio, lo ven con un tinte de romanticismo dramático (emulando a grandes figuras desde estrellas de cine a personajes literarios) Desde luego es un tema que está tristemente ligado a esta enfermedad y por ello me decidí a escribir sobre ello, a pesar de su dureza.

Solo diré que no hubo romanticismo alguno ni tampoco grandes declaraciones, ni conciencia de las consecuencias de mis actos. En la habitación, sólo estábamos mis dos mitades: la niña asustada de lo que estaba planeando y la desesperada que sentía que no podía aguantar más. No creo que fuera del todo consciente del hecho en sí, sólo buscaba la última forma de escapar que se me ocurría, una manera de borrarme del mundo. Es triste reconocerlo, pero en ese momento no era capaz de pensar en otra cosa que no fuera el dolor que se me antojaba insoportable, no fue hasta ver la cara de mi madre al ver lo que estaba haciendo cuando realmente entendí hasta qué punto en ese momento no sólo me estaba haciendo daño a mí, si no a todo mi entorno, y como si lo hubiese conseguido, hubieran cambiado muchas más vidas que la mía.



 Pero la enseñanza de esta historia no sucedió hasta unas semanas después, y esto creo que no se lo he contado a nadie. Era de madrugada y mi insomnio no me dejaba dormir, de nuevo volvieron las ganas de escapar, la sensación de derrota... Sabía que era la batalla que decidiría todo, así que cogí las pocas fuerzas que sentía que me quedaban y me puse a escribir. 
Pasé un par de horas divagando entre pensamientos depresivos e ideas autocompasivas hasta que, entre lágrimas, hice un pacto conmigo misma: haría que la batalla que había librado aquella noche, que mi decisión, valieran la pena, me prometí que sería muy grande, que cambiaría el mundo aunque sólo fuera a mi alrededor.
Desde aquella madrugada, aquel momento de tocar fondo han pasado ya 4 años. En ese tiempo, me he enamorado, he recuperado viejas relaciones, hecho nuevos amigos, viajado, estoy estudiando la carrera que me hará ayudar a muchos (o eso espero)... Pero sobre todo he luchado por acercarme a ser esa persona fuerte y segura que siempre desee, sólo que ahora sé que esa persona es la que toca fondo y es capaz de renacer, no la que nunca falla en nada. 
Desde aquel día nunca más he querido escapar y he hecho que merezca la pena.

domingo, 1 de mayo de 2011

La chica de la eterna sonrisa

"Lo peor de esta enfermedad es que no te deja ser feliz" 

Esta frase de una de las terapeutas del centro me marcó, por lo terrible y cierta que es...

Hace poco me enteré de que una de mis antiguas compañeras (que dejó la terapia) tuvo una recaida. Lo cierto es que esto me ha hecho pensar en muchas de las personas que han dejado la terapia por diversos motivos y preguntarme qué sería de ellos, si estarían bien.
Y también me hizo darme de bruces con la realidad, de la que pocas veces soy consciente: que esta enfermedad es el trastorno psiquiátrico con mayor índice de mortalidad (6%) y que muchísima gente no consigue salir o llevan tanto tiempo padeciéndola que se les vuelve crónica (entre un 20 y un 25%). Vivo en un entorno en el que esto es algo contra lo que se lucha y en el que se consigue ganar la batalla, pero desgraciadamente,no siempre es así.  Mucha gente no lo entiende o no alcanza a ver la gravedad del asunto, hay otros que incluso lo "ensalzan" convirtiendo su trastorno en un modo de vida, identificándose con él. Y así, no hacen nada.

Este pensamiento me entristeció mucho, sobre todo pensando en gente a la que quiero y que nunca lo intentarán o abandonaron su lucha. Pero también me hizo sentirme terriblemente afortunada, porque aunque haya sido un camino a pasitos de bebé y extremadamente difícil en algunos momentos, mirando hacia atrás, todos esos esfuerzos no me parecen nada en comparación con todo lo que he conseguido, con todo lo que he evolucionado. 
Y en ese camino, está claro que ha habido mil veces en que me quise rendir, pero mi gente (mis padres, mi grupo, mi novio, mis amigos...) NUNCA me dejó hacerlo, transmitiéndome sus fuerzas cuando yo sentía que no podía más. Por eso mismo, siempre mantendré que esta enfermedad no es algo que se pueda superar solo, porque por muy fuerte que seas, habrá tarde o temprano un momento de flaqueza en que necesites que alguien te tienda la mano.

Empecé la entrada con una cita que puede parecer exagerada o alarmista de primeras, pero que con el tiempo he comprobado que es totalmente cierta. Cuando vives en tu cabeza, más pendiente de tus obsesiones,exigencias e inseguridades es literalmente imposible ser feliz. Por eso, aunque pueda resultar extraño, en cierto modo me alegro de haber tenido un problema, una vía de escape que hiciera que pidiera ayuda, porque de otra forma, creo que sólo hubiera sido una persona infeliz el resto de mi vida, sin tomar cartas en el asunto y no hubiera conseguido llegar hasta donde estoy ahora.

Me gustaría terminar diciendo que, aunque haya sido toda mi vida "la chica de la eterna sonrisa" creo que es ahora cuando de verdad puedo sonreir. Y ha dejado de ser una mueca tras la que esconderme para convertirse en algo increíble que compartir.