domingo, 12 de junio de 2011

Mi "letra pequeña"

"Todo va bien, pero a veces siento que estoy en desequilibrio en mis relaciones. Como si yo fuera la loca y los demás los cuerdos. Como si algún día se fueran a cansar de cuidar de mí y a marcharse"

Hoy vuelvo a citarme (y esta frase no es de hace mucho) para introducir uno de mis mayores machaques mentales: La inseguridad sobre mi propia inseguridad. Qué irónico...  
Todo pasó muy rápido, yo venía de una realidad que me había creado para protegerme de mis defectos, de los reproches; mi vida entera giraba entorno a eso. Pero aquella imagen que me había creado nunca era suficiente, porque no dejaba de ser humana y de cometer errores, así que me consumía lentamente. Pero aún así me negaba a verlo, no soportaba la idea de no ser perfecta e infalible.
Entonces entré en terapia, y mi vida dió un giro de 180º, de repente todo se volvió: "no puedes hacer esto, esto está mal, esta actitud hace daño a tu alrededor..." Y, en mi cabeza, dejé de ser el proyecto de princesita perfecta para convertirme en la persona más imperfecta del mundo.
Cada crítica suponía un fracaso más que me alejaba de lograr la aceptación de los demás y yo me revolvía, me negaba a verlo, lo justificaba todo. No soportaba la idea de hacer las cosas mal, porque entonces eso significaría que no era cierto nada de lo que me contaba a mí misma.
Con el tiempo logré aceptarlo, aunque no apartar la sensación de que eso me convertía en inferior a los demás. Toda mi vida pensando que sólo si no cometía errores y hacía felices a todos, me querrían, y ahora tenía que aceptar que, a veces, mi comportamiento les hacía daño y que desde luego, cometía errores. Entonces, ¿cómo me iban a querer?
Sentía que aunque tuviera cualidades que sabía que podían gustarles, llevaba un enorme macuto a la espalda con todas mis inseguridades, mi pasado, mis defectos... Y que en el momento en que lo descubrieran, saldrían corriendo espantados.
Durante un tiempo pensé que la única forma de lidiar con estas "taras" que tenía era escondiéndolas, como si fueran la letra pequeña de un contrato. Así, al menos sobre el papel, yo sería una persona que mereciera la pena. Pero seguía hurgando y hurgando con la terapia, sacando lo peor de mí y a mis ojos eran ya demasiadas cosas para poder esconderlas...


Lo curioso es que en esa época emprendí algunas de las relaciones que marcarían un antes y un después en mi vida, y yo no podía comprender cómo a pesar de que a mis ojos, a veces yo me comportara como "una loca" contradictoria y errática, ellos seguían ahí y me querían. Pensaba que no tenía sentido que, con la cantidad de gente sana y sin problemas que había por el mundo, me eligieran a mí: la chica de las mil inseguridades a la que además había que acompañar a los sitios, elegirle la comida, hablar con su terapeuta...

Me costó mucho darme cuenta de que, en el fondo, a todos nos pasa lo mismo. Todos tenemos una parte de nosotros que nos avergüenza, nos da miedo o nos hace meter la pata; esa "letra pequeña" que nos esforzamos en ocultar. De repente, descubrí que esas personas que me querían también tenían inseguridades y defectos, sólo que a ellos no se los señalaban con una lupa. Y a veces sus "taras" me hacían daño o me molestaban, pero el resto del tiempo simplemente me hacían verles más humanos.
Supongo que al final no depende tanto de lo imperfecto que seas o de lo que ponga en tu "letra pequeña", sino que es más importante lo que la gente vea en esa letra: si les compensa, si no les gusta o si, asombrosamente, les hace quererte con más ganas.
Y sobre todo, entender que todas esas cosas que me desagradan de mí, que cambiaría, o que me gustaría que no hubieran pasado, no dejan de ser MÍAS. Me han formado como persona tanto o más que las cualidades que otros admiran, son una parte de mí.  Una parte que ya no rechazo, aunque a veces no me guste.

6 comentarios:

  1. Casualmente, por que todos somos tan imperfectos, es que somos (o deberiamos ser) tolerantes con las imperfecciones de las personas que son importantes en nuestra vida.
    Cuando se ama de verdad, se conoce la "letra pequeña", pero se pone el acento en las MAYUSCULAS y de esas tu tienes muchas!!!

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  2. Los que te queremos, te querremos siempre a pesar de -o aveces precisamente por- tus defectos...
    Y en cualquier caso lo importante no son los detalles (la letra pequeña) sino el fondo... y en eso no tienes defectos!
    Papi

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  3. Todos tenemos letra pequeña, lo que pasa es que algunos ni siquiera lo saben o mejor dicho no lo queremos saber.
    A vosotros os la hacen leer y releer, para enfretaros a un mundo libres, con la lección muy
    bien aprendida y con la ventaja para poder ver en los demás lo que no llegan nuestros ojos.
    Sigue así con tus defectos y virtudes.Enhorabuena por lo bien que lo haces.

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  4. gracias petri!!!! y eso es cierto, al final te vuelves mucho más consciente tanto de tus defectos como de los de los demás, pero eso, al contrario te hace quererles más y sentir que a pesar de que ellos te tengan que "cuidar" mucho, tú también puedes cuidar de ellos y ayudarles...

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  5. Todos cometemos errores, pero lo más importante es reconcerlo y -la parte que más nos duele- asumir sus consecuencias, para así poder aprender de ello y no cometerlo una próxima vez.
    Todos cometemos errores, pero no todos los errores son iguales.
    Todos cometemos errores, porque son los errores los que nos enseñan y nos dan personalidad.

    Todos cometemos errores, pero tu has sabido aprender de ellos, felicidades. No te olvides de impedir que esos errores te encierren en una sola visión de las cosas, ni de la gente.
    Y felicidades también por tu blog ¡escribes de miedo!

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