"Y entonces te miras al espejo y por fin logras guiñarte un ojo. Todo ha acabado y respiras tranquila"
Esto lo escribí hará unos meses, siempre me ha gustado la idea de ver toda mi evolución como un camino para ser capaz de ser mi amiga, de confiar en mí. De ahí lo de guiñarte un ojo con complicidad.
Bueno... El martes fue mi gran día. La meta que llevaba tanto tiempo deseando y temiendo a partes iguales. Se podría pensar que al haberlo anticipado tanto, no podría llegar a mis expectativas. Pero lo cierto es que me sorprendió tremendamente.
Durante todo el día me sentía extraña, el mundo seguía igual, los demás pero algo en mí había cambiado y podía sentirlo. Lo cierto es que no cambió aquel día, no sabría deciros el momento exacto porque no creo que haya uno solo. Pero lo cierto es que de repente fui tan consciente de lo lejos que estaba de aquella niña asustada del mundo, de los otros y de sí misma. Me había "hecho mayor", había cambiado muchísimo, aunque lo gracioso es que me sentía, bueno, me siento más yo misma que nunca. Es como si en estos 5 años de terapia, de lucha, me hubiera desecho de las correas, el corsé que me retenía en mi cabeza y que no me dejaba actuar libremente.
Y ha sido doloroso, ha habido lágrimas, peleas, momentos de agotamiento... Pero no podría haber merecido más la pena. Ahora no es que tenga la vida resuelta, no tenga miedos o días malos, es sólo que tengo la certeza de que lo capaz que soy de enfrentarme a lo que se me ponga por delante. Por fín me siento dueña de mi vida, de mis emociones
Y desde luego sé que no estoy sola (que era mi miedo más profundo) porque si algo me ha demostrado todo este tiempo es que estoy rodeada de gente increíble que se han desvivido por ayudarme, cada uno a su forma y que el martes estaban tan contentos ,o incluso más, que yo. Desde aquí quería darles las gracias de nuevo, porque no me cansaré de decir que de esta enfermedad no se puede salir solo.
Por otro lado, reconozco que despedirme de mis compañeros de grupo fue una de las cosas más duras que he tenido que hacer. Ellos han sido, como ya he dicho alguna vez, mis compañeros de batalla y es raro pensar que no volveré a tenerlos como "compañeros", aunque sí es cierto que me llevo grandes amigos.Amigos que han visto mi faceta más "loca", que me han visto crecer a base de tropezarme, que me demostraron que la gente realmente te llega a querer incluso con esos defectos que te empeñas en ocultar. Y eso es el mejor regalo que me pudieron hacer.
Ahora inicio una nueva etapa, abandono mi nido y me toca más que nunca confiar en mí misma y en lo que he aprendido. No es como imaginaba que sería, como un punto y final, porque ya soy consciente de que la vida está llena de pruebas, pero si es cierto que me siento como si al fin pudiera cerrar, al menos un poco, ese doloroso capítulo de mi vida y respirar. Lo que venga a partir de ahora, quién sabe...
Pero estoy deseando vivirlo y sobre todo, DISFRUTARLO, ahora que me permito hacerlo.