miércoles, 24 de agosto de 2011

Learning to walk again

"Me gustaría empezar con una historia. Cuando tenía unos 4 años, mis padres me llevaron a unas clases para aprender a nadar. Yo estaba muy contenta porque sabía que nadar solitos lo hacían los niños mayores y entonces, al hacerlo, yo también sería mayor. Tenían un sistema muy progresivo: el primer día te ponían un montón de rosquitos de corcho en los brazos y con el paso de los días, te los iban quitando hasta que ya no quedaba ninguno. Lo cierto, es que por ejemplo, cuando ya te quedaban dos o uno en cada brazo, apenas te hacían flotar, eras tú la que hacías prácticamente todo el trabajo. Eso, de algún modo lo sabías, pero el simple hecho de llevarlos, te hacía sentirte más segura, más protegida. 
Y entonces llegó el día en que ya me tocaba nadar sin ninguno.¿Y qué fue lo que me pasó según entré en el agua? Pues que notaba que me hundía, me costaba más nadar que el día anterior, a pesar de que ya sabía nadar. Me daba miedo hacerlo yo sola, en ese momento me tocaba recordar lo que había aprendido, confiar en ello y no tener miedo. 
Y desde entonces, no dejé de nadar."




Estaba pensando en una forma de expresar cómo me siento ahora mismo y de repente, recordé esta historia. Me pareció una bonita metáfora de lo que ha supuesto el tratamiento para mí: un aprendizaje progresivo para conseguir mantenerme a flote el mayor tiempo posible, y sobre todo, mi paso de eterna niña a relativamente adulta. 
Hoy me siento como aquel día en que nadé sin mis "rosquitos". 
Porque pasada la euforia y las celebraciones por mi victoria contra la enfermedad, empecé a tener miedo. Me dí cuenta de que aquello no era un punto y final como me había imaginado, que no me sentía "vacunada" contra mis inseguridades ni mis comidas de tarro. De repente, no me sentía como vencedora absoluta de mis demonios personales, si no más bien como si ahora supiera cómo debía vencerles, pero que la batalla no había, ni mucho menos, finalizado. 
Reconozco, que con esos pensamientos en la cabeza, pasé unos días malos. Me sentía decepcionada. 
Luego tuve un par de esas conversaciones tan necesarias en las que la persona que tienes enfrente te devuelve a la realidad: 
"Vale, eso es ser humana, Bienvenida! Sólo vas a tener un punto y final en la muerte, el resto del tiempo, la cagaras, lucharás y aprenderás de todo ello." Y es totalmente cierto. 
Entonces, fue cuando recordé que aquel día en la piscina al final seguí nadando y el miedo desapareció casi por completo.Entonces, ahora me tocaba seguir adelante,como aquel día,y sobre todo, confiar en todo lo que había aprendido en estos años.
Y por otro lado, comprendí que nunca me tocaría "nadar sola" del todo, porque tenía mucha gente siguiendome con mirada atenta y que no dudaría ni un segundo en tirarse a la piscina si hacía falta. 




9 comentarios:

  1. Una vez lei que valiente no es quien no teme sino quien aun sintiendo temor... sigue adelante.
    Lo importante es saber que tenemos cerca a personas que nos quieren lo suficiente como para hacer de "rosquitos" y que te digan: tu puedes, tu ya sabes nadar solita! pero aqui estoy yo para asegurarme de que no te hundas.

    ResponderEliminar
  2. courage is grace under pressure....

    me gusta el nuevo look

    ResponderEliminar
  3. gracias por los comentarios...realmente me dan animos y fuerza!

    ResponderEliminar
  4. Sabes nadar sola? Learning to walk again? ... Pareces mi hijita! ;-)

    Papá orugo

    ResponderEliminar
  5. Como psicóloga me gustaría hacerte una pregunta, yo no recuerdo nada, ni el día que me dejaron interna, ni los once años de internado, ni casi nada de los 17 de matrimonio que ya se terminaron, ni casi nada. A qué es debido? Es como si mis tantos años se resumiesen en tres días. Insatisfacción y mal-estar.
    Mil gracias

    ResponderEliminar
  6. Hola Anónima, me halaga enormemente que confies en mí para un tema tan complicado y me gustaría darte una respuesta clara.
    Pero lo cierto es que el tema de la memoria emocional es muy complejo y, como ya sabes, yo estoy aún estudiando psicología. Así que no sabría muy bien qué decirte sin más datos ni experiencia.
    Desde aquí te animo a que intentes contactar con alguien más cualificado que yo para ayudarte con este tema que te angustia. Yo también he pasado por la situación de no recordar cosas y puede resultar muy frustrante...
    Muchas gracias de nuevo por tu confianza y no dudes en volver a ponerte en contacto conmigo siempre que quieras! Mucho ánimo.

    ResponderEliminar
  7. Hola, Butterfly.

    Ayer precisamente hablaba con dos músicos que llevan bastantes años tocando instrumentos, la conversación giraba alrededor de la guitarra acústica y la destreza necesaria para colocar con los dedos de la mano izquierda para conformar los acordes de manera rápida y eficaz; mientras que con la mano derecha debes de manera simultanea pulsar las cuerdas necesarias.

    Inicialmente, cuando alguien se enfrenta a algo así, siempre dice "en mi vida sería capaz de hacer música con este instrumento", yo llevo casi dos años trasteando con mi guitarra y te aseguro que aunque me falta un mundo, mis progresos han sido notables; ¿sabes en qué momento te das cuenta de lo mucho que has avanzado?, cuando te encuentras con personas que estan empezando, personas que llevan 1 día con la guitarra o en tu caso, con personas que llevan 1 día de tratamiento... quédate con eso y no retrocedas ni un ápice en tu camino, ¿hay un final para ello?... quizás no, pero eso también resulta en cierto modo apasionante ya que jamás dejas de aprender.

    ¿Te animas con la guitarra?... te lo recomiendo, es un instrumento maravilloso y un muy buen cómplice.


    :-)


    Un saludo enorme y gracias por tus textos, son una maravilla.

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias!!! Lo cierto es que aprender a tocar un instrumento es una de mis asignaturas pendientes..aunque soy más de bajo.
    Me ha encantado tu comparación, fantástica!!!
    Un besazo!

    ResponderEliminar
  9. Uy, siempre admiré a la gente que toca el bajo, precisamente por dedicarle el tiempo a un instrumento que no es tan "popular" como la guitarra, je...!, pero a la vez vital para conseguir una bonita melodía, como lo que ocurre con tus post.

    Entonces, ahora debería admirarte por dos cosas, por tus textos y por tus tendencias musicales. Mira que empieza a gustarme pasarme por aquí, mucho más ahora que además de tener frente a mí tu página, tengo un café con su aroma y curiosamente las sombras que forman luz que entra por las rendijas de la persiana, hacen unos bonitos dibujos en la pared; de momento creo que es perfecto para pasar una tarde de domingo tranquila.

    Cuídate y que tengas una buena semana, si me das permiso, te leeré de vez en cuando, Miss Butterfly.

    ResponderEliminar